Bilbao Shemale Escort Review: Bia Spencer. Puro morbo, encuentro mas sensual en Palma de Malllorca
Autor: badmotor2008
¿Por dónde empezar?... Es tanto lo vivido en esas horas junto a Bia que resulta complicado arrancar. Vamos allá.
Segundo encuentro con ella en menos de un mes, la primera chica trans con la que repito. Según estoy comprobando, Bia te deja con ganas de más siempre. Esta vez no habría dominación, así lo habíamos hablado días antes. En mi estreno con ella conocí a la Bia ama, y esta vez quería descubrir una Bia más sensual. En cuanto vi que dejaba Mallorca en cuestión de días, contacté con ella para concertar un nuevo encuentro. Todo es muy distinto en la segunda cita. Apenas hay nervios y sí mucha complicidad. Los mejores ingredientes para que todo salga bien.
Sábado 13 de julio, final de la mañana. Me gusta quedar por las mañanas. Después me enteraría de que era su primer cliente del día. Recordaba la dirección y el piso perfectamente. Salgo del ascensor, golpeo sutílmente la puerta. Tras unos segundos de tensa espera, deseaba mucho volver a verla, se abre la puerta. Igual que la primera vez, no veo a nadie. Entro, me giro, y la puerta se cierra. Al fin la veo. Espectacular. La misma sensación que tuve semanas atrás. Lo que gana Bia en persona es tremendo. Todo el mundo lo dice... y es la verdad. Perfectamente maquillada, pelo suelto, camiseta de rejilla blanca (gran detalle... Bia), tanga de cuero también blanco, las medias azules con círculos blancos que todos conocemos, y zapatos de tacón, también blancos. Sonrisa y dos besos de bienvenida. Pasamos al cuarto, ordenado y muy limpio, como siempre. Me siento en la cama junto a ella (la otra vez me quedé en el sofa... no sé por qué), e iniciamos una agradable charla. Me cuenta cómo le ha ido por Mallorca y muchas otras cosas que me guardo. Me encanta escuchar su dulce voz... pura sensualidad. Estoy a gusto, como si hablara con alguien a quien conoces de siempre. Nada de nervios esta vez. Repasamos lo acordado días antes. Pago y pido permiso para darme una ducha.
I. ENTRANTES
A mi vuelta me encuentro a Bia sin la camiseta de rejilla, recostada cómodamente en la cama. Es genial contemplar sus pechos al aire. Son perfectos. La visión de su vientre con el piercing de su ombligo y sus cerezas tatuadas suben mi temperatura. Me siento en la cama y noto presión sobre la toalla que envuelve mi cintura. La tengo bien dura, y Bia se da cuenta. Sonríe. Morreo de impresión para romper el hielo, y empiezo a lamer su cuerpo. De sus cerezas tatuadas a sus senos. Primero uno, luego el otro. Noto que estamos en zona sensible porque sus pezones tardan segundos en ponerse duros, apuntando bien arriba. Mi polla está igual, y no ha habido tocamientos. Disfruto mucho así... dando placer. De repente escucho... "Como no me quitas el tanga, lo haré yo". Libera su sorpresa. Está en reposo y me gusta. Podré sentir como crece en mi boca, y eso me excita mucho. En cuanto eso ocurre, se activa el "ON". La sensación de notar como va cogiendo dureza es increíble. Además, es algo que no había experimentado antes. En segundos, su espada apunta al cielo. Está dura como una roca, con esa forma curva que tanto me gusta. La agarro con mi mano y siento toda su fuerza. Me concentro en el fresón, aunque alterno con intentos de tragármela entera. Imposible. Me encanta comer esa polla... podría estar horas así. Me sugiere un 69, y digo que sí. No conocía el placer de sus labios sobre mi polla y eso me ponía mucho. Nos colocamos de lado y sigo chupando. De repente, noto el contacto de sus labios. Bia me está comiendo, y lo hace genial. Necesito mirar, quiero ver su cara mientras traga. Mi herramienta sigue dura... desde hace rato. Dejo de chupar por un instante y disfruto. La escena provoca en mí una excitación brutal. No puedo aguantar tanto placer y me corro abundantemente. Las manos de Bia no sueltan la base de mi polla cuando llegan mis espasmos. Tremendo. Bia se queda un tanto sorprendida ante lo que acaba de provocar, y yo le digo... "Tranquila... esto no ha acabado". Me acerca una toallita húmeda para que me limpie, nos acomodamos sobre unos cojines, e iniciamos una segunda charla. Me pide permiso para encenderse un cigarrillo, y no me puedo negar. Es más, diría que me gusta verla fumar. Me parece una escena de lo más sensual.
II. PLATO PRINCIPAL
Tras un rato de interesante charla, Bia decide pasar a la acción. Me coloca de rodillas al borde de la cama. En segundos siento los primeros escalofríos. Su lengua está trabajando mi agujero. La sensación de placer es total... estoy en el cielo. Sus lametones hacen que vaya dilatando. Los movimientos de su lengua son cada vez más profundos. Entra y sale sin parar. Me siento follado y es sensacional. A la intensidad del momento, se añade el placer de saber lo que llegará. Cuando Bia considera que ya puedo con más, coge su amiguito, le coloca una funda y lubrica la zona con sus finos dedos. Yo espero relajando mi esfínter a tope. Siento como entra el consolador. Lo hace limpiamente, sin dolor alguno. Los movimientos de Bia trabajando mi culo son geniales. Siento que estoy dilatando muy bien, y eso me gusta. Tras un rato de jugueteo, el consolador sale definitivamente. Bia ha decidido que estoy preparado para su medicina. Continúo de rodillas sobre la cama, observando hacia atrás entre mis piernas. La imagen de Bia masturbándose buscando la máxima erección es memorable. Se coloca un condón amarillo y me pide que abra mi culo todo lo que pueda. Apoya sus manos sobre mis caderas y empieza a entrar, empujando con suavidad. Ese pollón conoce el camino y mi culo apenas ofrece impedimentos. Sigue empujando hasta llegar al fondo. Sin noticias de dolor. Aún así, el calibre que gasta Bia es importante y, una vez ha entrado, uno debe acostumbrarse a él. "Tú tranquilo"... me dice... "muévete y busca la mejor posición para que tu culo se adapte... yo estoy quieta". Así lo hice. Tengo la sensación de estar lleno y me gusta. El acople es un hecho y Bia comienza sus movimientos. Sentir esa barra bien dura entrando y saliendo de mí es algo mágico. Bia sube el ritmo y sus embestidas solo causan placer. "¿Está toda dentro?"... pregunto sorprendido... y ella responde... "por supuesto... la tienes enterita". La intensidad de sus movimientos sigue subiendo. Sus manos presionan mis caderas con firmeza porque el bombeo ha pasado a ser fuerte... y yo sigo encantado.
A petición suya, cambiamos de posición. A ella le pone mucho más estar de frente... se nota. Se quita el condón y me ofrece su rica polla de nuevo. Esta vez, me lanzo a por ella con más pasión. ¡Cómo me gusta comerle la polla a Bia! Me tumba boca arriba, dos cojines en la parte baja de mi espalda levantan mi culo. Se coloca un condón cubriendo los dedos de su mano derecha y me folla un rato con ellos. Sus movimientos circulares son geniales. Saca sus dedos y enfunda su herramienta de nuevo, que sigue bien dura. Y otra vez recibiendo. Bia empuja hasta el fondo. Entra mucho más que antes... lo noto. Siento como sus testículos golpean mis nalgas de manera intermitente. Me está follando un bellezón y solo siento placer. Me encanta ver la cara que pone cuando embiste.
Al rato decide salir y se sienta con su espalda apoyada en la pared... con unos cojines para estar más cómoda. Todo lo que ocurre lo decide Bia... y eso me parece genial. Me pide que le muestre mi culo totalmente dilatado. Lo abro con mis manos mientras ella se pajea con fuerza. Quiere seguir follándome. Me encanta. Me pasa el gel lubricante para que yo mismo me lo aplique. Me dice... "Venga... ahora siéntate"... con su mirada puesta en su polla, que no deja de apuntar al cielo. Vuelve a enfundarse, esta vez de azul. Me coloco frente a ella, agarro su miembro, busco mi culo, y empiezo a bajar. Unas semanas atrás, en esta misma posición, no podía bajar del todo. Y hoy sí. Mis brazos podían dejar de hacer fuerza porque no había pinchazos. Tras un rato de agradable sube-baja, salgo y decido y girarme. Dando la espalda a Bia, aunque no podía ver su cara, me encontraba más cómodo y notaba un acople mayor. Cuando descansaba en el trono, sentía a Bia en lo más profundo de mí. Estaba empalado por una diosa.
De repente, Bia me dice... "Sal y cómeme otra vez". Y claro, yo encantado. Tras tanto mete-saca, volvía a estar hambriento. Se quita el condón, se acomoda... y yo salivando. Su polla seguía bien dura. Impresionante. La agarro con mi mano y empiezo a sacudirla. Siento la fuerza de su enorme dotación. Vuelvo a introducirla en mi garganta. Subo, bajo, me recreo lamiendo su cabeza. Mientras mi mano derecha aguanta la base de su polla, mi mano izquierda explora cerca de su agujero... sin llegar a entrar. Al mismo tiempo, mi boca no dejaba de chupar polla. Como veo a Bia muy excitada, escupo sobre los dedos de mi mano izquierda y decido buscar su agujero. Oigo gemidos... así que decido seguir. Entro con mi dedo corazón. Movimientos rápidos. Aquí ya no hay dulzura... solo sexo. Los gemidos de Bia se convierten en gritos. Entonces escucho... "Cómeme el culo". Mi dedo sale y deja paso a mi lengua, que abandona su polla en busca de su delicioso agujerito. Mis manos abren su culazo a tope. Mi lengua comienza a saborear mientras Bia se masturba con fuerza. Sigue chillando. Trato de follarme su culo de la misma manera que ella había hecho conmigo. Mi lengua nota perfectamente como su culo se abre y se cierra. La intensidad sube. Sus chillidos son cada vez más altos... y explota. Sigo lamiendo y noto cada uno de sus espasmos. Levanto la vista y veo su cara de felicidad. Junto a su ombligo, ha dejado una abundante y espesa corrida. Bia permanece unos instantes inmóvil... sin dejar de sonreír.
III. POSTRES
Una vez recuperada, me dice... "Vamos al baño". Como estoy sudado, entro en la bañera y Bia me da una ducha rápida con agua fría. Ella no entra, se queda fuera. Me encuentro mucho mejor. Además, sé lo que está por venir y me excita. Sigo arrodillado dentro de la bañera. La polla de Bia, que está de pie, queda a la altura de mis ojos. Su estado es semi-duro ahora. Veo su espesa descarga en el mismo sitio, apenas había resbalado por su vientre. En la punta de su miembro también quedaban restos de su dulce leche. Bia sabe que me vuelve loco, así que acerca su polla a mi cara y dice... "Chupa". La introduzco de nuevo en mi boca, esta vez con premio. Saboreo con gran placer. Mientras su rabo entra y sale de mi boca, no sé donde mirar. En primer plano, su piercing plateado rodeado de semen bien calentito. Subiendo la vista, su cara de vicio. Tras unos instantes, y sin previo aviso, comienza una lluvia dorada antológica. Caliente y de sabor intenso. Deliciosa. Mi intención es tragar todo ese rico néctar, pero la fuente no para de brotar. No hay manera. Dejo escapar parte. Siento como el preciado líquido sale de mi boca y resbala por mi cuello. Aún está calentito. Mientras tanto, Bia me dice... "¡Te gusta... eh!... ¡Saladito y bien rico!". El chorro es ahora intermitente, pero sigue saliendo. Hasta que para y no sale más. La sesión de sexo ha finalizado. Inolvidable.
Ducha final, nueva charla y despedida. Me voy del piso con la misma sensación que tuve tras nuestra primera cita. Volveremos a vernos.
¿Por dónde empezar?... Es tanto lo vivido en esas horas junto a Bia que resulta complicado arrancar. Vamos allá.
Segundo encuentro con ella en menos de un mes, la primera chica trans con la que repito. Según estoy comprobando, Bia te deja con ganas de más siempre. Esta vez no habría dominación, así lo habíamos hablado días antes. En mi estreno con ella conocí a la Bia ama, y esta vez quería descubrir una Bia más sensual. En cuanto vi que dejaba Mallorca en cuestión de días, contacté con ella para concertar un nuevo encuentro. Todo es muy distinto en la segunda cita. Apenas hay nervios y sí mucha complicidad. Los mejores ingredientes para que todo salga bien.
Sábado 13 de julio, final de la mañana. Me gusta quedar por las mañanas. Después me enteraría de que era su primer cliente del día. Recordaba la dirección y el piso perfectamente. Salgo del ascensor, golpeo sutílmente la puerta. Tras unos segundos de tensa espera, deseaba mucho volver a verla, se abre la puerta. Igual que la primera vez, no veo a nadie. Entro, me giro, y la puerta se cierra. Al fin la veo. Espectacular. La misma sensación que tuve semanas atrás. Lo que gana Bia en persona es tremendo. Todo el mundo lo dice... y es la verdad. Perfectamente maquillada, pelo suelto, camiseta de rejilla blanca (gran detalle... Bia), tanga de cuero también blanco, las medias azules con círculos blancos que todos conocemos, y zapatos de tacón, también blancos. Sonrisa y dos besos de bienvenida. Pasamos al cuarto, ordenado y muy limpio, como siempre. Me siento en la cama junto a ella (la otra vez me quedé en el sofa... no sé por qué), e iniciamos una agradable charla. Me cuenta cómo le ha ido por Mallorca y muchas otras cosas que me guardo. Me encanta escuchar su dulce voz... pura sensualidad. Estoy a gusto, como si hablara con alguien a quien conoces de siempre. Nada de nervios esta vez. Repasamos lo acordado días antes. Pago y pido permiso para darme una ducha.
I. ENTRANTES
A mi vuelta me encuentro a Bia sin la camiseta de rejilla, recostada cómodamente en la cama. Es genial contemplar sus pechos al aire. Son perfectos. La visión de su vientre con el piercing de su ombligo y sus cerezas tatuadas suben mi temperatura. Me siento en la cama y noto presión sobre la toalla que envuelve mi cintura. La tengo bien dura, y Bia se da cuenta. Sonríe. Morreo de impresión para romper el hielo, y empiezo a lamer su cuerpo. De sus cerezas tatuadas a sus senos. Primero uno, luego el otro. Noto que estamos en zona sensible porque sus pezones tardan segundos en ponerse duros, apuntando bien arriba. Mi polla está igual, y no ha habido tocamientos. Disfruto mucho así... dando placer. De repente escucho... "Como no me quitas el tanga, lo haré yo". Libera su sorpresa. Está en reposo y me gusta. Podré sentir como crece en mi boca, y eso me excita mucho. En cuanto eso ocurre, se activa el "ON". La sensación de notar como va cogiendo dureza es increíble. Además, es algo que no había experimentado antes. En segundos, su espada apunta al cielo. Está dura como una roca, con esa forma curva que tanto me gusta. La agarro con mi mano y siento toda su fuerza. Me concentro en el fresón, aunque alterno con intentos de tragármela entera. Imposible. Me encanta comer esa polla... podría estar horas así. Me sugiere un 69, y digo que sí. No conocía el placer de sus labios sobre mi polla y eso me ponía mucho. Nos colocamos de lado y sigo chupando. De repente, noto el contacto de sus labios. Bia me está comiendo, y lo hace genial. Necesito mirar, quiero ver su cara mientras traga. Mi herramienta sigue dura... desde hace rato. Dejo de chupar por un instante y disfruto. La escena provoca en mí una excitación brutal. No puedo aguantar tanto placer y me corro abundantemente. Las manos de Bia no sueltan la base de mi polla cuando llegan mis espasmos. Tremendo. Bia se queda un tanto sorprendida ante lo que acaba de provocar, y yo le digo... "Tranquila... esto no ha acabado". Me acerca una toallita húmeda para que me limpie, nos acomodamos sobre unos cojines, e iniciamos una segunda charla. Me pide permiso para encenderse un cigarrillo, y no me puedo negar. Es más, diría que me gusta verla fumar. Me parece una escena de lo más sensual.
II. PLATO PRINCIPAL
Tras un rato de interesante charla, Bia decide pasar a la acción. Me coloca de rodillas al borde de la cama. En segundos siento los primeros escalofríos. Su lengua está trabajando mi agujero. La sensación de placer es total... estoy en el cielo. Sus lametones hacen que vaya dilatando. Los movimientos de su lengua son cada vez más profundos. Entra y sale sin parar. Me siento follado y es sensacional. A la intensidad del momento, se añade el placer de saber lo que llegará. Cuando Bia considera que ya puedo con más, coge su amiguito, le coloca una funda y lubrica la zona con sus finos dedos. Yo espero relajando mi esfínter a tope. Siento como entra el consolador. Lo hace limpiamente, sin dolor alguno. Los movimientos de Bia trabajando mi culo son geniales. Siento que estoy dilatando muy bien, y eso me gusta. Tras un rato de jugueteo, el consolador sale definitivamente. Bia ha decidido que estoy preparado para su medicina. Continúo de rodillas sobre la cama, observando hacia atrás entre mis piernas. La imagen de Bia masturbándose buscando la máxima erección es memorable. Se coloca un condón amarillo y me pide que abra mi culo todo lo que pueda. Apoya sus manos sobre mis caderas y empieza a entrar, empujando con suavidad. Ese pollón conoce el camino y mi culo apenas ofrece impedimentos. Sigue empujando hasta llegar al fondo. Sin noticias de dolor. Aún así, el calibre que gasta Bia es importante y, una vez ha entrado, uno debe acostumbrarse a él. "Tú tranquilo"... me dice... "muévete y busca la mejor posición para que tu culo se adapte... yo estoy quieta". Así lo hice. Tengo la sensación de estar lleno y me gusta. El acople es un hecho y Bia comienza sus movimientos. Sentir esa barra bien dura entrando y saliendo de mí es algo mágico. Bia sube el ritmo y sus embestidas solo causan placer. "¿Está toda dentro?"... pregunto sorprendido... y ella responde... "por supuesto... la tienes enterita". La intensidad de sus movimientos sigue subiendo. Sus manos presionan mis caderas con firmeza porque el bombeo ha pasado a ser fuerte... y yo sigo encantado.
A petición suya, cambiamos de posición. A ella le pone mucho más estar de frente... se nota. Se quita el condón y me ofrece su rica polla de nuevo. Esta vez, me lanzo a por ella con más pasión. ¡Cómo me gusta comerle la polla a Bia! Me tumba boca arriba, dos cojines en la parte baja de mi espalda levantan mi culo. Se coloca un condón cubriendo los dedos de su mano derecha y me folla un rato con ellos. Sus movimientos circulares son geniales. Saca sus dedos y enfunda su herramienta de nuevo, que sigue bien dura. Y otra vez recibiendo. Bia empuja hasta el fondo. Entra mucho más que antes... lo noto. Siento como sus testículos golpean mis nalgas de manera intermitente. Me está follando un bellezón y solo siento placer. Me encanta ver la cara que pone cuando embiste.
Al rato decide salir y se sienta con su espalda apoyada en la pared... con unos cojines para estar más cómoda. Todo lo que ocurre lo decide Bia... y eso me parece genial. Me pide que le muestre mi culo totalmente dilatado. Lo abro con mis manos mientras ella se pajea con fuerza. Quiere seguir follándome. Me encanta. Me pasa el gel lubricante para que yo mismo me lo aplique. Me dice... "Venga... ahora siéntate"... con su mirada puesta en su polla, que no deja de apuntar al cielo. Vuelve a enfundarse, esta vez de azul. Me coloco frente a ella, agarro su miembro, busco mi culo, y empiezo a bajar. Unas semanas atrás, en esta misma posición, no podía bajar del todo. Y hoy sí. Mis brazos podían dejar de hacer fuerza porque no había pinchazos. Tras un rato de agradable sube-baja, salgo y decido y girarme. Dando la espalda a Bia, aunque no podía ver su cara, me encontraba más cómodo y notaba un acople mayor. Cuando descansaba en el trono, sentía a Bia en lo más profundo de mí. Estaba empalado por una diosa.
De repente, Bia me dice... "Sal y cómeme otra vez". Y claro, yo encantado. Tras tanto mete-saca, volvía a estar hambriento. Se quita el condón, se acomoda... y yo salivando. Su polla seguía bien dura. Impresionante. La agarro con mi mano y empiezo a sacudirla. Siento la fuerza de su enorme dotación. Vuelvo a introducirla en mi garganta. Subo, bajo, me recreo lamiendo su cabeza. Mientras mi mano derecha aguanta la base de su polla, mi mano izquierda explora cerca de su agujero... sin llegar a entrar. Al mismo tiempo, mi boca no dejaba de chupar polla. Como veo a Bia muy excitada, escupo sobre los dedos de mi mano izquierda y decido buscar su agujero. Oigo gemidos... así que decido seguir. Entro con mi dedo corazón. Movimientos rápidos. Aquí ya no hay dulzura... solo sexo. Los gemidos de Bia se convierten en gritos. Entonces escucho... "Cómeme el culo". Mi dedo sale y deja paso a mi lengua, que abandona su polla en busca de su delicioso agujerito. Mis manos abren su culazo a tope. Mi lengua comienza a saborear mientras Bia se masturba con fuerza. Sigue chillando. Trato de follarme su culo de la misma manera que ella había hecho conmigo. Mi lengua nota perfectamente como su culo se abre y se cierra. La intensidad sube. Sus chillidos son cada vez más altos... y explota. Sigo lamiendo y noto cada uno de sus espasmos. Levanto la vista y veo su cara de felicidad. Junto a su ombligo, ha dejado una abundante y espesa corrida. Bia permanece unos instantes inmóvil... sin dejar de sonreír.
III. POSTRES
Una vez recuperada, me dice... "Vamos al baño". Como estoy sudado, entro en la bañera y Bia me da una ducha rápida con agua fría. Ella no entra, se queda fuera. Me encuentro mucho mejor. Además, sé lo que está por venir y me excita. Sigo arrodillado dentro de la bañera. La polla de Bia, que está de pie, queda a la altura de mis ojos. Su estado es semi-duro ahora. Veo su espesa descarga en el mismo sitio, apenas había resbalado por su vientre. En la punta de su miembro también quedaban restos de su dulce leche. Bia sabe que me vuelve loco, así que acerca su polla a mi cara y dice... "Chupa". La introduzco de nuevo en mi boca, esta vez con premio. Saboreo con gran placer. Mientras su rabo entra y sale de mi boca, no sé donde mirar. En primer plano, su piercing plateado rodeado de semen bien calentito. Subiendo la vista, su cara de vicio. Tras unos instantes, y sin previo aviso, comienza una lluvia dorada antológica. Caliente y de sabor intenso. Deliciosa. Mi intención es tragar todo ese rico néctar, pero la fuente no para de brotar. No hay manera. Dejo escapar parte. Siento como el preciado líquido sale de mi boca y resbala por mi cuello. Aún está calentito. Mientras tanto, Bia me dice... "¡Te gusta... eh!... ¡Saladito y bien rico!". El chorro es ahora intermitente, pero sigue saliendo. Hasta que para y no sale más. La sesión de sexo ha finalizado. Inolvidable.
Ducha final, nueva charla y despedida. Me voy del piso con la misma sensación que tuve tras nuestra primera cita. Volveremos a vernos.
Added on March 01, 2017 at 12:00 am